Desde muy pequeña, me pasaba todo el tiempo posible sentada en una silla, en el suelo, donde fuese, me pasaba el tiempo, dibujando.
Esta pasión nunca me ha abandonado, y fruto de ella me formé en diversas disciplinas de arte plástico, como la pintura mural, escultura y me dediqué diez años al arte ritual del tatuaje. También coqueteé con la cerámica, hasta que finalmente en febrero de 2019 una joyera, me enseñó parte de este oficio tan antiguo.
Ahora, me dedico plenamente a la combinación de mis dos grandes pasiones. A veces de manera conjunta, como puedes encontrar en alguna de mis colecciones, dónde la joyería se convierte en un perfecto lienzo dónde trazar líneas y hacer una obra de arte en miniatura.