Desde muy pequeña, me pasaba todo el tiempo libre que tenía sentada en una silla, en el suelo, donde fuese, me pasaba el tiempo dibujando.
Esta pasión nunca me ha abandonado, y fruto de ella me formé en diversas disciplinas de arte plástico, como la pintura mural, escultura y me dediqué diez años al arte ritual del tatuaje. También coqueteé con la cerámica, hasta que finalmente en febrero de 2018 una compañera me enseñó parte de este oficio, la joyería.
Ahora, me dedico plenamente a la combinación de mis dos grandes pasiones. A veces de manera conjunta, como puedes encontrar en alguna de mis colecciones, dónde la joyería se convierte en un perfecto lienzo dónde trazar líneas y hacer una pequeña obra de arte en miniatura.